A escala global, según el World Gold Council, la minería artesanal –legal o no– genera el 20% de la oferta mundial de oro, 96.000 millones de dólares anuales, y emplea a 20 millones de personas. Casi siempre con devastadores efectos sociales y medioambientales: explotación infantil, violencia delictiva, deforestación, envenenamiento de sistemas fluviales…
En Colombia, Perú y Bolivia las explotaciones auríferas ilegales ya generan más ingresos a los grupos criminales que la cocaína. Una onza troy vale más que un kilo de cocaína pese a que su precio solo aumenta entre un 10%-50% cuando sale de la región, mientras que la cocaína lo hace un 2.000% desde, por ejemplo, el Chapare boliviano a una calle de Nueva York o Rotterdam.
El oro, por otra parte, es más fácil de transportar que grandes volúmenes de billetes y, al mismo tiempo, muy difícil de rastrear. La minería en terrenos públicos a pequeña…

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