El Partido de Acción y Solidaridad (PAS), de la presidenta Maia Sandu, logró más del 50% de los votos y una mayoría absoluta de escaños. Una victoria que deja debilitada a la oposición prorrusa, pese a la intensa campaña de desinformación, presuntas transferencias de dinero y ciberataques atribuidos a Rusia.
Sandu no ocultó en los días previos que el país se jugaba mucho más que la composición de su parlamento. “Hay demasiado en juego”, afirmó al depositar su voto, subrayando que la elección era entre consolidar la democracia y avanzar hacia la Unión Europea o ceder al retorno a la órbita rusa. El veredicto de las urnas ha confirmado que la ciudadanía respalda el rumbo europeo.
En Bruselas, el resultado se ha interpretado como una prueba de resistencia frente a la interferencia rusa en el complicado vecindario este. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, felicitó a los moldavos por haber “hecho su elección clara: Europa, democracia, libertad”. Los líderes de Francia, Alemania y Polonia también aplaudieron el proceso, destacando que se desarrolló de forma pacífica pese a los intentos de desestabilización.
Los comicios se celebraron bajo la sombra de múltiples incidentes. Se detectaron ciberataques contra los sistemas de la comisión electoral, falsas amenazas de bomba contra colegios de votación en el extranjero y prácticas de transporte ilegal de votantes. La diáspora moldava en países como Italia, España o Rumanía fue blanco prioritario de estas maniobras.
Moscú, por su parte, niega cualquier implicación y acusa a Chisináu de limitar el derecho al voto de los moldavos residentes en Rusia, donde solo se habilitaron dos colegios electorales. La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zakharova, llegó a advertir de que convertir a Moldavia en un “apéndice antirruso de la OTAN” sería un “camino hacia…
