Ambos actores cuentan con una maquinaria propagandística bien engrasada, que emplean para minimizar ante sus respectivas audiencias los golpes recibidos y magnificar los logros, por pequeños que sean. Sin embargo, por encima de ello se impone la cruda realidad de que ninguno de ellos está actualmente en condiciones de rendir a su enemigo, aunque, con los lógicos vaivenes de toda guerra, Rusia mantiene la iniciativa estratégica y cada mes que pasa suma más territorio ucraniano.
Por eso conviene no despistarse con apuntes coyunturales que podrían dar una impresión equivocada. Es cierto, por ejemplo, que Ucrania puede destruir parte de la aviación estratégica rusa y atacar infraestructuras energéticas en lugares muy lejanos a la frontera común, como ilustran los ataques al depósito de combustible y el aeródromo de hace un mes. Pero también lo es que Rusia tiene prácticamente bajo el alcance de sus drones y misiles todo el territorio ucraniano.
Nada, sin embargo, confirma las declaraciones de Vladimir Putin, según las cuales sus tropas ya controlarían la totalidad del oblast de Lugansk. Como resultado de sus reiterados ataques en muchas partes del frente, el pasado mes de junio han logrado controlar otros 550km2. A ese ritmo Rusia necesitaría años para lograr sus objetivos.
En los últimos meses, por otro lado, Ucrania ha aumentado significativamente sus capacidades de defensa antiaérea y de ataque contra objetivos militares en profundidad en suelo ruso, pero no parece que eso le sirva para revertir la tendencia general recuperando terreno.
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Noviembre/diciembre 2024 - Digital