INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1335

Restauración dinástica en Guatemala

Con la victoria de Bernardo Arévalo se cierra un largo paréntesis de dictaduras militares y gobiernos oligárquicos. En minoría en el Parlamento, el nuevo presidente tendrá que enfrentarse a una clase política y empresarial contraria a cambiar el ‘statu quo’. A su favor, el apoyo de Washington y una economía propicia.

En un acto de justicia poética, Arévalo asumirá la presidencia el 14 de enero de 2024, cuando se cumplen ochenta años del estallido de la revolución democrática que llevó al poder a su padre, Juan José Arévalo (1945-1951), y setenta años del derrocamiento en 1954 de su sucesor, Juan Jacobo Arbenz, por un golpe militar auspiciado por Washington y que provocó una larga guerra civil que concluyó solo en 1996 tras cobrarse unas 200.000 vidas.

En un país en el que el 2,2% de los terratenientes poseían el 70% de las tierras cultivables, Arévalo y Arbenz crearon un sistema de seguridad social, emprendieron una reforma agraria y garantizaron la libertad de expresión y los derechos laborales de los guatemaltecos, entre otras políticas que no tardaron en afectar a los intereses de la United Fruit. Por esos años, la multinacional frutera movía el 14% del PIB del país centroamericano e hilos…

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