El anuncio del 15 de septiembre de Biden, dando a conocer la creación de un acuerdo en materia de seguridad entre EEUU, Reino Unido y Australia, conocido como AUKUS, ha impactado de forma significativa en el escenario internacional. Calificado de “puñalada por la espalda” por Francia, “extremadamente irresponsable al poner en riesgo la seguridad de la región”, según China, e “inaceptable” para Bruselas. Estas son solo algunas de las expresiones más sonoras que ha provocado una alianza que termina por definir, ya sin tapujos, el duelo entre una China que busca el liderazgo mundial y un EEUU que pretende evitarlo, rodeado de aliados más o menos sólidos, y consolidar su hegemonía planetaria.
El primer damnificado a corto plazo es, con diferencia, Francia. Por un lado, sufre la pérdida de un jugoso contrato –el programa Attack, aprobado en 2016 y valorado en unos 56.000 millones de euros– por el que la…