EL artículo B del tratado de la Unión Europea (TUE) distingue claramente dos clases de objetivos: económicos y
políticos. Entre los primeros se encuentra “promover un progreso económico y social equilibrado y sostenible,
principalmente mediante la creación de un espacio sin fronteras, el fortalecimiento de la cohesión económica y social y el establecimiento de una unión económica y monetaria que implicará en su momento una moneda única”.
La realización de la UEM se ha programado por fases, de forma que los objetivos se vayan alcanzando progresivamente. En junio de 1989 se reunió en Madrid el Consejo Europeo y se decidió iniciar la primera fase de la UEM el 1 de julio de 1990, con la liberalización de movimientos de capital, salvo para España, Grecia, Portugal e Irlanda, que se efectuó en 1993, aunque España tomó la decisión de adelantar un año el calendario previsto. En 1993 entró en funcionamiento el mercado único. En 1994 se puso en marcha la segunda fase del plan Delors, con la creación del Instituto Monetario Europeo. En diciembre de 1996 el Consejo Europeo decidirá por mayoría cualificada si se inicia la tercera fase del plan Delors (moneda única, Banco Central Europeo) y cuándo, siempre que una mayoría simple de los países de la Unión Europea (UE) cumplan las condiciones de convergencia (inflación, déficit público, deuda, tipos de interés a largo plazo y tipos de cambio).
Si al finalizar 1997 no se hubiera establecido la fecha para el comienzo de la tercera fase, ésta empezará el 1 de enero de 1999. A estos efectos, a más tardar el 1 de julio de 1998, el Consejo Europeo confirmará, por mayoría cualificada, qué Estados miembros cumplen las condiciones necesarias para la adopción de una moneda única; aquellos que no cumplan los requisitos serán evaluados de nuevo cada…

Misma revolución, mismos desafíos
El porvenir de la lengua española