POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 227

Alfombra roja y complicidad en la reunión sin éxito en Alaska del presidente de EEUU, Donald Trump, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, para poner fin a la guerra contra Ucrania. (Anchorage,15 de agosto de 2025). GETTY

De Alaska a Pekín: Ucrania ante un mundo para gigantes

La postración de Europa ante la invasión de Ucrania que imaginó Putin no se produjo porque se reaccionó con sanciones y armamento a Kiev. Pero el desgaste del conflicto y Trump elevan de nuevo el desafío.
Xavier Colás
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Donald Trump no fue el primer presidente estadounidense que eligió Alaska como sede de un encuentro de alto nivel con el jefe del Kremlin. En mayo de 1943, Franklin Roosevelt escribió a Stalin sugiriendo que mantuvieran una reunión en las inmediaciones del Estrecho de Bering, donde se unen Estados Unidos y Rusia. Nunca se produjo: Stalin y Roosevelt se citaron por primera vez en Teherán en noviembre de 1943. En aquel año las potencias que se veían capaces de vencer en la guerra empezaron a diseñar el mundo en el que vivirían otros países. Ésta es de nuevo la incierta aventura a la que Trump ha sido invitado por autócratas de largo aliento como Vladimir Putin y Xi Jinping.

Los gobernantes autocráticos que impulsan las convulsiones geopolíticas contemporáneas han encontrado en las guerras una manera de agitar el orden mundial con fuerza hasta que las fichas caigan de una manera más favorable para ellos. Rusia es el mejor ejemplo, de momento.

El escenario que imaginó Putin –una postración de Europa ante la invasión de Ucrania– no se produjo al 100% en 2022: la Unión Europea reaccionó con sanciones contra Rusia y armamento para Ucrania en una escala y determinación que no se vieron en 2014. Pero el desgaste por la prolongación del conflicto y sobre todo el abandono de Europa por parte de Trump, elevan el desafío a un nivel superior que Putin espera que –esta vez sí– sea demasiado para los europeos, ablandados por décadas de paz y liberalismo, y se rindan definitivamente ante un nuevo marco donde Moscú proyecte de nuevo su sombra sobre parte de lo que fueron en su momento sus dictaduras subsidiarias.

China, en cambio, no busca recuperar el poder que un día tuvo, sino alcanzar el que jamás ha ostentado: elevada ya en…

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