En un artículo titulado “El choque de civilizaciones” que llamó considerablemente la atención cuando apareció en Foreign Affairs el año pasado, Samuel Huntington, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Harvard, sostiene que el proceso político global
está entrando en una nueva era. Su hipótesis principal es que la próxima fase de la historia será el conflicto entre las diferentes esferas culturales y que si hay otra guerra mundial, ésta será librada entre civilizaciones y no entre ideologías políticas o Estados.
Según Huntington, durante el siglo y medio que siguió a la Paz de Westfalia en 1648 y al nacimiento del sistema internacional moderno, los conflictos eran en su mayor parte entre príncipes –emperadores, monarcas absolutos y monarcas constitucionales– que trataban de extender la influencia de sus burocracias, sus ejércitos, su fortaleza económica mercantilista y, lo más importante, el territorio que gobernaban. En ese proceso, crearon el Estado nacional.
A partir de la Revolución Francesa, los conflictos fueron principalmente entre naciones y pueblos, y no entre príncipes, según Huntington. Este modelo del siglo XIX duró hasta el final de la Primera Guerra Mundial. En ese momento, como consecuencia de la revolución rusa y de la reacción contra ella, el conflicto de las naciones cedió el paso al conflicto de las ideologías, primero entre el comunismo, el fascismo-nazismo y la democracia liberal, y después entre la democracia y el comunismo.
Tras el final de la guerra fría, la fase occidental de la política internacional está tocando su fin y la atención se está volviendo hacia la interacción entre, por una parte, Occidente y las civilizaciones no occidentales y, por otra, todas las civilizaciones no occidentales. Los pueblos y los gobiernos de las civilizaciones no occidentales ya no son objeto del colonialismo occidental, sino que se están uniendo a Occidente como…

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