POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 42

El islam, ortodoxia y pluralismo

El fundamentalismo islámico es considerado como una de las principales amenazas a las que se enfrenta Occidente. De ello se habla con gran simplicidad y sobre todo de la capacidad de la religión y de sus representantes de dirigir no sólo la vida espiritual de su comunidad sino también su política y su economía.
Domingo del Pino
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El islamismo radical, integrismo, fundamentalismo, o como quiera que decidamos llamarle, está ya definitivamente inscrito entre los grandes miedos de las sociedades occidentales. Para unos es el miedo por excelencia que puede llevar a un choque de civilizaciones, como pronostica Samuel Huntington. Para otros, como el filósofo francés Bernard Henry-Levy, es uno más entre los numerosos miedos que suscitan los brotes de nacionalismo, fascismo, xenofobia y todos los integrismos de nuestro tiempo. Su último libro, La puré dangereuse, anticipa el caos, la proliferación de guerras civiles en un fin de siglo que, según él, no promete nada, ni ofrece esperanza alguna. Sus críticos, que ya los tiene, le piden que no haga como el personaje de Sartre, que cree siempre que el infierno son los demás. 

Rodeados por un cinturón de conflictos que se manifiestan en enfrentamientos armados y guerras civiles aquí y allá en la periferia de Europa, pero también dentro de ella, los gobiernos europeos, apoyados moralmente en el empeño por los intelectuales, parecen deseosos de establecer con claridad ante sus opiniones públicas que las amenazas inmediatas para su prosperidad y esta bilidad se encuentran en ese radicalismo violento e intolerante que usa y abusa del islam para sus fines, según se afirma, y que tiene razonables posibilidades de llegar al poder por los medios legítimos inventados por las sociedades democráticas. 

La guerra en la antigua Yugoslavia y en algunas repúblicas de la ex URSS, el triunfo electoral del Frente Islámico de Salvación en 1991 y 1992, la guerra civil no declarada en Argelia, la preocupación por las repercusiones en el Magreb de la posible instalación en Argel de un régimen islámico radical, en este fin de siglo que también lo es de milenio y por lo tanto propicio para predicciones y vaticinios apocalípticos, confirman los temores…

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