Desde numerosos círculos empresariales, académicos y oficiales se señala la escasa participación española en los programas de ayuda al desarrollo de la UE con los países del centro y el Este de Europa. La limitada promoción por parte de la administración y la ausencia de una estrategia de internacionalización de las empresas junto con la cambiante normativa de los programas comunitarios obstaculizan participar en unos proyectos que movilizan más de 7.000 millones de euros al año.