Por Sir Leon Brittan
Vicepresidente de la Comisión Europea
Publicado en Política Exterior, nº 44, abril/mayo de 1995El principal socio tradicional de la Unión Europea (UE) ha sido y seguirá siendo Estados Unidos. Es la relación más completa y fundamental del mundo. Compartimos principios políticos esenciales y tenemos interés en promoverlos a escala mundial. Dado lo profundo de nuestra interdependencia y la magnitud de los retos políticos y económicos a que nos enfrentamos –que ninguno de nosotros puede resolver por sí solo–, está claro que debemos continuar trabajando juntos para desarrollar estrategias y acciones comunes.
El final de la guerra fría ha llevado a la relación entre la UE y Estados Unidos a un nuevo y desconocido territorio. Durante más de 40 años, la amenaza soviética fue el “pegamento” y el “motor” de la relación transatlántica: definió y justificó el papel estadounidense en Europa; fue un factor clave para la integración europea de posguerra y ayudó, en general, a mantener bajo control las disputas transatlánticas comerciales y monetarias. Dio forma a la cooperación en política exterior y de seguridad, así como en el terreno no militar, y contribuyó al establecimiento de métodos y estructuras de cooperación de sólido funcionamiento…
Ahora, es ante todo la interdependencia económica lo que sirve de ancla en las relaciones transatlánticas y nos permite evitar que los desacuerdos en política exterior y en el terreno de la seguridad desemboquen en conflictos a gran escala. Los 180.000 millones de ecus de comercio bilateral en 1994 demuestran, sin lugar a dudas, la profundidad de esa interdependencia económica…
La década de los ochenta pareció a menudo atenazada por las disputas comerciales entre la UE y EE. UU. y la amenaza de intensificación de las guerras comerciales acechaba en el horizonte. La conclusión con éxito de la…

Misma revolución, mismos desafíos