En el creciente debate sobre el futuro de la UEM se corre el riesgo de perder de vista lo más importante: es esencialmente una empresa política. Recordar este hecho no es negar sus motivos económicos, sino recalcar que hay mucho más en juego.
POLÍTICA EXTERIOR > NÚMERO 56


Egipto, entre la revolución y las urnas
EE UU-Pakistán: el precio de una alianza