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Francia en África subsahariana: ¿de la ambigüedad a la coherencia?

Fátima Valcárcel
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Los africanos no solo esperan de Francia una relación más equilibrada, sino también una mayor coherencia de políticas y, sobre todo, más transparencia. François Hollande tiene que poner punto y final a las redes informales y paralelas que han caracterizado la ‘Françafrique’ durante décadas.

 

Francia ha estrenado nuevo presidente y, con él, una nueva oportunidad para reorientar sus relaciones con los países francófonos de África subsahariana (AS), así como para poner en marcha una nueva política para el conjunto del subcontinente.

 

La tarea del presidente, François Hollande, no es fácil. AS es importante para los franceses por motivos históricos, políticos, económicos, culturales, pero desde las excolonias cada vez son más las voces que acusan a la antigua metrópoli de ambigua, de falta de claridad en sus políticas. Por otro lado, en el resto de países de la región donde Francia también se ha ido implantando durante los últimos años, esta se ve obligada a ganarse sus apoyos políticos y a competir en un mercado global, en el que actores como China juegan con sus propias reglas.

 

Consciente de todo ello y marcado por la agenda que imponía la situación del norte de Malí, tan solo dos semanas después de tomar posesión de su cargo, Hollande recibió en el Elíseo a su homólogo de Benín y presidente de la Unión Africana, Thomas Yayi Boni, y aprovechó para comunicar los grandes principios sobre los que pretende basar una nueva colaboración “equilibrada” con África. Serán tres: el de buena gobernanza; la implementación de un pacto de crecimiento y de desarrollo para el continente y el apoyo a un mayor reconocimiento de África en instituciones como el G-20; y, por último, Francia mantendrá su compromiso con la estabilidad y la seguridad..,

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