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Japón: ¿cómo salir de la recesión?

Michael E. Porter e Hirotaka Takeuchi
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No hace mucho tiempo el mundo entero sentía temor ante el milagro económico del Japón de la posguerra. Algunos de los responsables de las políticas del país se jactaban de haber inventado una forma nueva y superior de capitalismo. Pero hoy en día Japón está atrapado en una depresión económica que no remite.

En los círculos políticos, se habla de una derrota, esta vez a manos del capitalismo anglosajón. Con todo, a pesar de la profundidad y persistencia del desplome, pocos cuestionan el modelo económico subyacente japonés. Todo el mundo está de acuerdo en que son necesarias algunas reformas, pero se presupone que el motor económico está en buenas condiciones si el gobierno arranca en segunda con una inyección masiva de crédito. Sólo recientemente, enfrentados a fracasos empresariales y enormes pérdidas, la mayoría de los japoneses ha comenzado a darse cuenta de la magnitud de su problema.

El consenso que prevalece respecto a los fracasos de Japón en los años 90 gira en torno a tres explicaciones relacionadas. Una es el colapso de la llamada economía de burbuja basada en acciones sobrevaloradas y bienes raíces. Los precios implosivos de los activos han transmitido su onda expansiva a través del sistema bancario, haciendo que el crédito sea escaso. Una segunda explicación es que Japón está regulado por los ministerios. La tercera afirma que los burócratas han manejado mal la política macroeconómica al subir los impuestos, no ser capaces de estimular la demanda interna y aferrarse durante demasiado tiempo a un crecimiento inducido por las exportaciones.

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