INFORME SEMANAL - ISPE 1021. 6 febrero 2017
#ISPE: ¿Guerra monetaria en ciernes?
Las políticas económicas de Donald Trump afectarán, al menos a corto y medio plazo, al valor del dólar más que las propias políticas monetarias de la Reserva Federal. Para los mercados de divisas es esencial saber cuándo y cómo la administración concretará sus planes de reducción de impuestos, estímulos fiscales, proyectos de infraestructuras y de protección del mercado interno para producir y exportar más.
Los anuncios de mayor gasto público y rebaja impositiva dispararon el dólar un 3,5% hasta la tercera semana de enero. La leve caída de los últimos días se debe a que los mercados perciben que la Casa Blanca está más ocupada ahora en poner en marcha sus medidas proteccionistas.
De hecho, la prioridad de la administración es recuperar la producción industrial y las exportaciones, pero no tanto para reducir el déficit de la balanza comercial como para crear empleo en los Estados del Midwest, más golpeados por la desindustrialización y a los que debe su victoria electoral.
Aunque tarde o temprano Trump dirigirá su atención al dólar. Y a la Fed. Durante su campaña, Trump fue muy crítico con su presidenta, Janet Yellen, a quien acusó de “meterse en política” para mantener bajos los tipos de interés. Peter Navarro, principal asesor de Trump en comercio exterior, ha ido incluso más allá declarando a Financial Times que “Alemania está utilizando un euro altamente devaluado para explotar a EEUU y a sus propios socios”.
Fuente: The Wall Street Journal
Trump remató esas declaraciones afirmando en Twitter que varios países “juegan a las devaluaciones competitivas, mientras los demás nos quedamos mirándolos como imbéciles”. Harry Dexter White, cofundador con John Maynard Keynes de las instituciones multilaterales de Bretton Woods, sostenía que las guerras monetarias son la forma más destructiva de los conflictos económicos, al poder desencadenar una espiral de represalias recíprocas que terminan minando el comercio internacional.
En unas recientes declaraciones al Wall Street Journal, Trump argumenta que un dólar fuerte tiene “enormes desventajas” para EEUU. De hecho, un dólar depreciado frente al euro, yen y yuan es fundamental para que EEUU exporte más y la administración cumpla sus promesas de crear más y mejor empleo. El problema es que no será nada fácil.
La mezcla de menores ingresos por el descenso de la presión fiscal y el mayor gasto público obligará al departamento del Tesoro a emitir más deuda para cuadrar las cuentas, lo que elevará la demanda de dólares en el mercado de bonos. Los analistas coinciden en que lo más probable es que esas medidas generen inflación –que ya está aumentando–, lo que obligará a la Fed a subir sus tipos, y a la vez elevará la cotización del dólar.
Pero, en último término, buena parte de la ventaja del dólar, y su potencial para revalorizarse frente al euro y el yen, tiene su origen en las diferentes políticas monetarias de sus bancos centrales. Mientras la Fed ha dejado de inyectar liquidez al sistema financiero a través del llamado quantitative easing, tanto el Banco Central Europeo como el Banco de Japón no han abandonado sus políticas monetarias expansivas, lo que debilita sus monedas.
Guardar
Sin comentarios