Parece existir coincidencia en que 2004 ha sido, en términos económicos, uno de los mejores años de los últimos lustros. El PIB de EE UU creció el 4,4% y el de China cerca del 9%. América Latina tuvo tasas de crecimiento desconocidas. No obstante, el ambiente no ha sido de euforia. La sensación de que la economía mundial está aquejada de fuertes disfunciones ha prendido en las mentes de políticos, empresarios y opinión pública.

La industria textil es tan sensible desde el punto de vista político –en los países desarrollados y en desarrollo– debido a la gran cantidad de mano de obra poco cualificada que emplea. Los países ricos se han apañado durante 50 años para excluir el textil del régimen comercial multilateral implantado tras la Segunda Guerra mundial y lo han protegido con el Acuerdo Multifibras, que no se basa en la existencia de altos aranceles, sino en cuotas que limitan las exportaciones textiles hacia los países desarrollados

Después de un año “excepcionalmente bueno” –la región creció en 2004 un 5,5%– en 2005 la tendencia podría mejorar si a la prudencia de la gestión macroeconómica se suma la recuperación de la inversión y la creación de empleo. Brasil, México, Colombia, Perú y Chile crecerán más del 4% y Argentina y Venezuela más del 10%.

Miestras la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) celebra las buenas perspectivas de la región, los países de Mercosur celebraron en Ouro Preto (Brasil) su cumbre semestral (17-18 de diciembre). México y Panamá anunciaron su propósito de asociación con Mercosur y se acordó reforzar los mecanismos de integración en marcha con la creación de un nuevo fondo para infraestructuras. Financiado en buena medida por el Banco de Desarrollo de Brasil, su objetivo es ayudar a las regiones menos favorecidas y contrarrestar la asimetría que ocasiona la mayor eficacia de las compañías brasileñas.

Las elecciones del 9 de enero, en las que los palestinos elegirán al sucesor de Yasir Arafat, son un paso fundamental en esta difícil etapa de transición del poder en la Autoridad Nacional Palestina (ANP). El normal desarrollo de los comicios, dentro de parámetros democráticos, podría dar lugar a un nuevo liderazgo legítimo que devuelva la estabilidad a los territorios palestinos y promueva las circunstancias que permitan relanzar las negociaciones con Israel y el proceso de paz