La visita a Oriente Próximo de la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, no ha dado resultados visibles que sirvan de estímulo ni siquiera para los más optimistas. En esto están de acuerdo casi todos los analistas políticos palestinos e israelíes. La gira de Rice venía precedida de declaraciones que alentaban la “reactivación de las negociaciones” entre las partes y una “mayor implicación” de la administración de George W. Bush en la búsqueda de soluciones al conflicto. Pero nada de ello sucedió; lo único que Rice ofreció fueron buenas intenciones.

La inevitable dimisión del arzobispo de Varsovia, Stanislaw Wielgus, como consecuencia de las revelaciones sobre su relación con los servicios secretos (SB) del antiguo régimen comunista, ha abierto una auténtica caja de Pandora; han quedado comprometidos el prestigio y la credibilidad de la Iglesia católica, la institución que en el pasado, tantas veces, fue el último refugio de la nación polaca.

Todo está preparado entre bastidores para que el conflicto sobre Kosovo, que en 1999 llevó a la OTAN a una guerra contra Serbia, llegue pronto a un desenlace. Formalmente, hasta la próxima semana no se conocerán las propuestas concretas que va a presentar el mediador nombrado por Naciones Unidas para negociar el futuro de Kosovo, el ex primer ministro finlandés Martti Ahtisaari, dado que éste prefirió esperar a que se celebraran antes las elecciones parlamentarias serbias del 21 de enero.

Las llamadas low cost, las aerolíneas de bajo coste como Ryanair o Easyjet, miradas con suspicacia hace años por ciertos sectores por la amenaza que suponían para las compañías de bandera, aún vinculadas o protegidas por los Estados nacionales, han ganado respetabilidad. Y no solo entre los viajeros, que las utilizan cada vez más, sino incluso entre quienes antes las criticaban, en especial los responsables políticos.

A pesar de la ligera y temporal caída de las bolsas de São Paulo, México y Buenos Aires, entre otras, tras el anuncio de nacionalizaciones en Venezuela, los analistas no han variado sustancialmente sus favorables previsiones de crecimiento para la región en 2007, que podría cerrar el año con una subida del PIB del 5%. Los factores que contribuyen a esas expectativas son sólidos: elevados precios de materias primas, bajos costes de financiación y un notable dinamismo del crédito.