La búsqueda de soluciones para atajar la crisis financiera más grave de los últimos 70 años ha relegado a un segundo plano el debate sobre los culpables de lo sucedido. Pero no es un problema menor: si no se ubica el origen del incendio, será mucho más difícil apagarlo.

La reunión de los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (Ecofin) del 7 de octubre intentó contener el fuego desatado por la decisión de Irlanda y Alemania de garantizar el 100% de los depósitos en sus bancos. El Ecofin adoptó una serie de medidas para evitar el pánico entre los ciudadanos comunitarios y ofrecer garantías parciales sobre sus ahorros, por un periodo inicial de un año, de al menos 50.000 euros.

La interrupción de las operaciones en las bolsas de São Paulo y Buenos Aires el 6 de octubre, debido a unas caídas superiores al 15% y al 10%, respectivamente, han sacado bruscamente a la región de la complacencia con la que había presenciado la crisis financiera. En una reunión con el consejo editorial del New York Times, el presidente mexicano, Felipe Calderón, dijo que, a diferencia del pasado, cuando un “catarro en EE UU producía una pulmonía en la región, esta vez la neumonía norteamericana sólo produciría una gripe en América Latina”.

El voto ratificatorio, el 1 de octubre, del Senado de EE UU del acuerdo de cooperación nuclear civil con India firmado por George W. Bush en 2005, ha puesto punto final a la “cuarentena nuclear” que sufría ese país (que no es miembro del Tratado de No Proliferación) desde 1974, cuando realizó su primera explosión subterránea de un dispositivo atómico.

La violencia promovida por los colonos ultranacionalistas israelíes en los territorios ocupados de Cisjordania ha atraído hasta ahora una escasa atención de la sociedad israelí. Pero un atentado, el 24 de septiembre, contra el profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén Zeev Sternhell, un científico político e historiador israelí de renombre internacional, ha cambiado las cosas.