El resultado de las recientes elecciones legislativas irlandesas ha demostrado que los votantes europeos tienden casi sistemáticamente a castigar a los gobiernos que han aplicado políticas de austeridad, incluso cuando han tenido resultados más que aceptables. Y notables, en el caso del gobierno del primer ministro Enda Kenny.

La dimisión el 3 de febrero del ministro de Economía de Ucrania, Aivaras Abromavicius, en protesta por las presiones de los oligarcas (los llamados lyubi druzi, “queridos amigos”) del entorno del presidente Petro Poroshenko para frenar las reformas y controlar el gasto público, ha sido la peor forma en la que el país podía conmemorar el segundo aniversario de las revueltas del Euromaidan. Uno de sus objetivos era acabar con la corrupción del gobierno del depuesto presidente Viktor Yanukovich. Abromavicius es el segundo ministro de Economía en renunciar por las mismas razones y el quinto en abandonar el gobierno.

Los avances de los partidarios del presidente iraní, Hasan Rohaní, en las elecciones del 26 de febrero para elegir a los miembros del Majlis (Parlamento nacional) y la Asamblea de Expertos (AE), el consejo de clérigos encargado de designar al líder supremo, ha confirmado que Barack Obama no se equivocó cuando apostó a favor de que un acuerdo nuclear con Teherán fortalecería a las fuerzas pragmáticas del régimen. Los moderados ganaron los escaños correspondientes a la capital, con lo que podrían asegurarse la mayoría en el Parlamento unicameral de 290 diputados. El ala dura del régimen, que controla el poder judicial, las fuerzas de seguridad y la mayor parte de la economía, podría perder también su control de la AE, de 88 miembros.

El encuentro en Cuba del Papa Francisco y el patriarca de Moscú y de todas las Rusias y jefe la Iglesia Ortodoxa rusa (IOR), Kiril I, puso fin a un distanciamiento de casi 1.000 años, desde el cisma entre las iglesias latina y griega de 1054. En la declaración conjunta que firmaron quedó clara la razón por la que se celebró la histórica cita: su común preocupación por el destino de los “cristianos perseguidos” de Oriente Próximo.

La concesión a Spotlight del Oscar a la mejor película de 2015 por su relato de cómo el equipo de investigación del Boston Globe destapó en 2001 el escándalo de pederastia en la archidiócesis de Boston, encubierto durante décadas por altos cargos de la jerarquía católica y el propio establishment bostoniano, ha sido una gran noticia para la profesión periodística. La caída de las ventas y la publicidad, los despidos y la extensión de Internet, que ha creado redes de información alternativas, han supuesto un duro golpe para los medios en papel.