Tras la victoria de Lula, el anunciado caos populista no se ha producido. El nuevo gobierno descartó una transición al socialismo o la implantación de una democracia popular y optó por modernizar las estructuras productivas y sociales con respeto a la democracia y a las leyes del mercado.
POLÍTICA EXTERIOR > NÚMERO 98


Otoño 1991 - Digital
Siria, el triunfo de la revolución desahuciada
¿Paz sin los jóvenes? Un riesgo que la región MENA ya no puede permitirse
Argelia: un barril de petróleo que cae y un régimen situado sobre un barril de pólvora