Es difícil definir el concepto de competitividad, aunque podemos conocer su principal efecto que es el aumento del volumen y composición del comercio en el ámbito de la empresa, la industria o el país, según la amplitud con que se desee aplicar dicho término. Como factores que influyen en el comercio, podremos decir que la competitividad se encuentra determinada, en principio, por las dotaciones factoriales que resultan en diferencias de precios relativos. Sin embargo, como se verá más adelante, la ventaja en términos de menores precios no constituye el único factor que determina la ventaja comercial.
El comportamiento de los agentes económicos y sociales influye en la competitividad: las empresas tienen comportamientos estratégicos que influyen en su capacidad de mercado; los sindicatos influyen en la com petitividad en cuanto contribuyen a la determinación de los costes del trabajo, de la formación de la fuerza laboral y de la conflictividad de la misma que, a su vez, influye en la calidad de las relaciones laborales; los consumidores también intervienen porque sus preferencias influyen en el desarrollo de la oferta de los productos; por último, los Gobiernos influyen en la competitividad a través de sus políticas de regulación de mercados, de la situación macroeconómica general que constituye el entorno en que se mueven las empresas, y también influyen en la dotación factorial del país (incluyendo la dotación de infraestructuras y la formación de capital humano).
Aunque la capacidad de competir dependa en primer lugar de la dotación factorial, y de los costes de los factores, hay que tener en cuenta que los costes no se transmiten de forma perfecta a los precios ni éstos son la única vía de materialización de las estrategias competitivas entre las em presas (Martín, 1993). Existen otros factores de gran importancia (igual o incluso mayor) a la…
