Rusia ha regresado a África con fuerza, empeñado en consolidarse como un actor de referencia en un continente donde la Unión Soviética estuvo muy presente durante la guerra fría, cuando apoyaba movimientos anticoloniales y gobiernos socialistas (Angola, Etiopía, Mozambique). Aunque los intercambios comerciales son todavía modestos, Rusia ofrece armas, asesores militares, la experiencia de su empresa de seguridad Wagner y la capacidad de sus firmas mineras. El desembarco ruso en África preocupa tanto a Estados Unidos como a la Unión Europea, que denuncian las actividades de los mercenarios de Wagner en Libia y las estrechas relaciones de Moscú con el presidente de la República Centroafricana (RCA).
La vuelta de Rusia se hizo oficial a través de los medios de comunicación en la cumbre celebrada en Sochi, ciudad olímpica a orillas del mar Negro, en octubre de 2019, con la asistencia de 43 de jefes de Estado y de gobierno africanos. Presidida por el presidente ruso, Vladímir Putin, y el egipcio, Abdelfatah al Sisi, a la cumbre también asistieron representantes de alto nivel de los restantes 11 países africanos y de la Unión Africana (UA).
La cumbre tendrá continuidad. En mayo pasado, Putin nombró a un diplomático que habla árabe, Oleg Ozerov, presidente del Foro del Partenariado Rusia-África, creado en Sochi para dinamizar las relaciones bilaterales. Ozerov se encarga de organizar las reuniones anuales entre Rusia y la troika africana, formada por la actual, la anterior y la siguiente presidencia de la UA. En la celebrada en julio por videoconferencia, a causa de la pandemia, participaron los ministros de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov; Egipto, Sameh Shoukry; y las ministras de Suráfrica, Naledi Pandor, y República Democrática del Congo, Marie Ntumba Nzeza. La misión más importante de Ozerov es preparar la segunda cumbre, que debe celebrarse en 2022 en un…

The best and the brightest, David Halberstam
Invierno 2007-2008 - Papel