Se han cumplido las previsiones –incluso con mayor respaldo del esperado– y Netanyahu volverá a convertirse en primer ministro, ampliando así su récord como el mandatario israelí más longevo en el cargo. Su regreso, sin embargo, no augura la vuelta a la calma en Israel, ni en el ámbito interno ni en el exterior. Al contrario.
En el frente interno, la prioridad urgente de Netanyahu, dando por hecho que en esta ocasión no tendrá grandes problemas para conformar un gobierno con sus socios de campaña, será reforzar su blindaje ante la justicia. Imputado en tres casos todavía en proceso –y que ya supusieron en su momento su temporal defenestración a manos de una coalición anti-Bibi liderada por los ahora derrotados Naftali Bennett y Yair Lapid–, es previsible que Netanyahu aproveche su regreso al cargo para debilitar definitivamente al poder judicial, en especial al Tribunal Supremo, en la fiscalización de…

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