Este octubre deben concluirse en la Organización Marítima Internacional (OMI) las negociaciones de un paquete de medidas orientadas a la descarbonización del tráfico marítimo. Se trata de un proceso que, por su trascendencia, merece un esfuerzo de encuadre.
Lograr que Europa preserve a la vez el crecimiento económico, el liderazgo en la protección del medio ambiente natural y su autonomía estratégica, es la tarea hercúlea sobre la que se reflexiona desde la publicación del Informe Draghi, reforzado en su pertinencia por los acontecimientos posteriores. El transporte marítimo afecta a cada uno de esos propósitos en un momento de creciente tensión entre los principios de dominio y libertad de los mares, de enconada rivalidad por el control de sus recursos, de preocupación por el deterioro del medio marino y de acrecentada consciencia europea de su dependencia de los flujos transoceánicos. Todo ello cuando la guerra en Ucrania ha reducido drásticamente el aprovisionamiento terrestre.
El comercio ha sido un instrumento primordial del desarrollo de Europa, y la participación en los intercambios mundiales ha resultado tradicionalmente mayor que su porción de la riqueza global. De esos flujos de bienes, el 80% cruzan el mar, ya sea en buques tanque (productos químicos, hidrocarburos, crudo y gases licuados), graneleros (minerales y grano) o portacontenedores (manufacturas). Estos últimos son por excelencia el vehículo del comercio mundial.
Por su capacidad y bajo coste, el transporte marítimo es el sistema preferido para el desplazamiento de grandes volúmenes de mercancías a largas distancias. Su evolución reciente no ha sido lineal y cada virada ha requerido esfuerzo de adaptación, pero la incorporación por la UE de normas medioambientales más exigentes, sumada al impacto de otras medidas regionales como las sanciones, han llevado a una encrucijada determinante para la autonomía estratégica de Europa y su capacidad de generar crecimiento económico…

Desorden global y Cooperación Internacional al Desarrollo
El dilema de los activos rusos
Rusia explora los límites de la OTAN
Berlín, Londres y París reactivan las sanciones
La nueva mano de obra que sostiene el poder de Pekín
Irán decide las claves para su futuro