Alfombra roja: Enda Kenny

Pablo Colomer
 |  4 de marzo de 2016

APODO: El taoiseach improbable.

FRASE: “La democracia siempre es excitante, pero despiadada cuando hace efecto”.

CURRÍCULO: “¿Un libro sobre Enda Kenny? ¿Uno entero? ¿Por qué?”. Esto le decían a John Downing cuando contaba que planeaba una biografía sobre el recién nombrado taoiseach (primer ministro) de Irlanda. La vida de Kenny, sin embargo, ya se antojaba interesante allá por 2011. Y ahora, tras las disputadísimas elecciones del 26 de febrero, incluso de película, en estos tiempos tan audiovisuales.

Uno de los cinco hijos del político y exfutbolista Henry Kenny (de fútbol gaélico, una mezcla de fútbol, baloncesto y rugby jugado con un balón que parece de voleibol; escépticos, miren aquí), Enda Kenny, nacido en 1951, no lo tuvo difícil para entrar en política, expuesto desde los tres años a ella. Cuando su padre murió de cáncer en 1975 a los 62 años con las botas puestas, en su partido, el conservador Fine Gael, pensaron que sería una buena idea que uno de sus hijos optase a su escaño. En noviembre de ese año, Kenny se convirtió en el miembro más joven del Parlamento irlandés. Hoy, más de cuarenta años después, es el más antiguo, el llamado Padre del Dáil.

Entre medias, Kenny se fajó en el gallinero del Dáil durante una década, pasó siete años en la oposición, fue ministro de Turismo y Comercio en los noventa, durante el auge del tigre celta, líder de la oposición durante otros diez años y finalmente, en 2011, fue elegido primer ministro en uno de los periodos más críticos de la Irlanda actual, primer país de la zona euro en entrar en recesión y segundo en pedir un rescate, tras Grecia. En resumen, Kenny ha sido cocinero antes que fraile y en estos momentos va camino de convertirse en el primer taoiseach del Fine Gael en ser reelegido, a pesar de haber sufrido un descalabro en las últimas elecciones.

 

irlanda elecciones

Fuente: Irish times

 

MÉRITOS: El Dáil surgido del 26-F parecía, en un primer momento, ingobernable, con todos los partidos lejos de la mayoría absoluta. En un Parlamento de 158 escaños, Fine Gael ha conseguido 50; su gran rival desde la guerra civil, el centrista Fiana Fáil, ha logrado 44; el Sinn Féin de Gerry Adams, erigido en adalid contra la austeridad, 23, y una amalgama de partidos independientes, otros 23. Los laboristas, socios en el gobierno de Kenny en el último lustro, han pasado de 37 escaños a siete, por lo que la coalición no se podría reeditar. El ex primer ministro del Fiana Fáil, Bertie Ahem, hablaba de un “juego nuevo, no hay ninguna combinación lógica que pueda arreglar esto”.

¿Suena familiar a los lectores españoles?

Los paralelismos políticos entre España e Irlanda son interesantes, pero más aún las diferencias. Descartada la “gran coalición” a la alemana entre dos rivales históricos –“materia de las que están hechas las pesadillas”, en palabras de Mary Lou McDonald, del Sinn Féin–, los políticos irlandeses han tenido que ponerse imaginativos. A pesar de las similitudes en materia económica –y en otros terrenos como el europeo– entre el Fine Gael y el Fiana Fáil, a menudo difíciles de distinguir, los líderes de ambos partidos rechazaron con vehemencia antes de la elecciones dar ese paso. Sin embargo, ante la perspectiva de tener que repetir elecciones, una opción descafeinada de la gran coalición ha salido al paso. El Fiana Fáil podría permitir gobernar en minoría a Kenny, al menos por un año, sin entrar en el gobierno, es decir, manteniéndose como principal partido de la oposición y vigilando de cerca al ejecutivo. Es lo que los medios han llamado una “tregua”, nunca mejor dicho, pues se trata de dos partidos que llevan casi un siglo, además de alternándose en el poder, tirándose los trastos a la cabeza. Como si en España los socialistas (PSOE) permitiesen gobernar a los conservadores (PP) en minoría.

Si las negociaciones salen bien, Kenny será investido el 10 de marzo, pero la formación del gobierno tendrá que esperar a fin de mes. A cambio de su aquiescencia, Fiana Fáil podrá reformar el Parlamento y otorgar más poderes a los diputados para escrutar la legislación gubernamental y, sobre todo, poder tener voz, desde la oposición, en la definición de los presupuestos anuales. Irlanda se aseguraría así que el taoiseach improbable vuelva a gobernar, al menos, uno o dos años más.

 

Datos de contacto

Twitter: @EndaKennyTD

Web: www.taoiseach.gov.ie/eng/

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