Mientras Túnez y Egipto caminan por la senda agreste de la transición democrática tras el derrocamiento de los regímenes dictatoriales presididos por Zine El Abidine Ben Alí y Hosni Mubarak, respectivamente, y Libia rueda por el precipicio una guerra civil en la que Muammar el Gaddafi busca recuperar el control del país o morir en el intento, en Marruecos, donde reina y gobierna (según el artículo 19 de la Constitución) Mohamed VI, los acontecimientos parecen discurrir por el camino menos tumultuoso de la reforma dirigida.
La Constitución marroquí data de 1962, un año antes del nacimiento de Mohamed VI; desde entonces, la Carta Magna ha sufrido ocho reformas constitucionales, la última en 1996, bajo el reinado de Hassan II. En medio de una ola revolucionaria que está cambiando la fachada del Norte de África y Oriente Próximo, en el extremo occidental de la región Mohamed VI maniobra ahora para aplacar los ánimos de una población (el 20 de febrero hubo manifestaciones por todo el país, para el 20 de marzo hay convocada una nueva protesta nacional) que reclama mayor libertad.
En la actualidad, el monarca nombra al primer ministro sin necesidad de que éste haya pasado por las urnas. Con los ministros, propuestos por el jefe del Ejecutivo, sucede lo mismo. Mohamed VI ha continuado con la práctica de su padre, Hassan II, y nombra y controla a los denominados “ministros de soberanía”, que administran cuatro carteras clave: Asuntos Exteriores, Asuntos Islámicos, Interior y Defensa.
Mohamed VI propone ahora que el primer ministro sea nombrado por el partido que obtenga los mejores resultados en las elecciones a la Cámara de Diputados. “El Parlamento emanará de elecciones libres -subrayó el monarca en el discurso televisado donde anuncio las reformas-. El primer ministro será el jefe efectivo del poder Ejecutivo y tendrá plena responsabilidad sobre el Gobierno y la Administración pública”.
Otras áreas que serán objeto de reforma es la justicia, donde se pondrán medidas en marcha para garantizar la independencia de este poder, y la organización territorial, impulsando la regionalización del país.
El alcance de estas reformas y su aceptación por parte de la mayoría de la población se conocerán en los próximos meses. Las reformas serán diseñadas, tras consultas a la sociedad civil, por un constitucionalista ultraconservador, Abdelatif Mennouni, y no por un poder constituyente, lo que puede contribuir a caldear los ánimos. El proyecto de reforma será presentado en junio y sometido a referéndum.
Para más información:
Taufiq Buashrín, “Las victorias del Movimiento del 20 de febrero”. Alfanar, marzo 2011.
Al Hasan Aashi, “Marruecos en el camino de la reforma política”. Alfanar, marzo 2011.
Bernabé López García, «Marruceos antes el proceso de cambios en el mundo árabe». Real Instituto Elcano, marzo 2011.

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