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e este modo, mediante la emisión de deuda conjunta respaldada por la Unión Europea, comienza a tomar cuerpo el proceso para hacer frente a la amenaza rusa y a las exigencias estadounidenses en materia de defensa, con vistas a una autonomía estratégica que todavía queda muy lejana.
El Fondo de Acción de Seguridad Para Europa (SAFE, en sus siglas en inglés) pondrá a disposición de los miembros de la UE créditos blandos a devolver en 45 años, con diez años de carencia para la devolución del principal. Los que ya gozan de la calificación AAA en los mercados internacionales (Alemania, Dinamarca, Luxemburgo, Países Bajos y Suecia) podrán encontrar tipos de interés incluso más bajos que los ofrece SAFE.
Para el resto, las condiciones para financiar el previsible esfuerzo en defensa que parecen dispuestos a realizar resultan muy ventajosas. Acudir a los mercados les resultará más oneroso y, además, de esta manera no tendrán que abonar el IVA correspondiente a las adquisiciones que realicen.
En contra de la propuesta que en su día planteó España, no habrá subvenciones a fondo perdido, sino únicamente créditos que computarán en la deuda de cada uno de los países que utilicen esta vía de financiación. En principio, el fondo aparece estructurado en dos pilares: el primero podrá emplearse para la compra de munición, sistemas artilleros, sistemas de combate terrestre, ciberdefensa y movilidad militar; mientras que el segundo se dedicará a la dotación de sistemas de defensa marítima y antiaérea, así como a drones y sistemas anti-drones, inteligencia artificial y reabastecimiento en vuelo.
Se espera que su activación permita incrementar de manera rápida y significativa la inversión en defensa. Permitirá al mismo tiempo aumentar tanto la cooperación entre los países participantes –forzando a que haya al menos dos países implicados en cada operación– como la…

Para Israel la alternativa es la continuidad