Paz y Quiroga, ambos partidarios de reducir el papel del Estado en la economía, se medirán el 19 de octubre en segunda vuelta, la primera de la historia boliviana. Paz, senador por Tarija desde 2020 e hijo de Jaime Paz Zamora, un presidente (1989-1993) del que los bolivianos guardan buen recuerdo por diversas razones, hasta hace poco casi no aparecía en las encuestas. Ahora se ha mostrado muy fuerte en La Paz (46,9%) y en antiguos bastiones masistas como Oruro y El Alto.
Si suma en segunda ronda el 20% del empresario Samuel Doria, su victoria es casi segura. Quiroga, presidente entre 2001 y 2002, en cambio, va por su cuarta candidatura y carga con el lastre de haber sido vicepresidente del general Hugo Banzer, si bien en su etapa democrática (1997-2001).
En la izquierda, el paisaje tras la batalla es desolador. El 3% del Eduardo del Castillo y el 8% del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, ambos masistas, reflejaron el hartazgo de los votantes con un partido que desde que llegó al poder en 2006, salvo por el breve interludio de Jeanine Añez (2019), controló una de las más potentes y disciplinadas maquinarias políticas de la región.
Mientras los gobiernos de Evo Morales y su sucesor, Luis Arce, tuvieron dinero que gastar, el MAS se hizo invencible en las urnas. Es explicable. En 2006 el PIB era de 9.549 millones y la pobreza del 59,6%. 13 años después, el PIB se cuadruplicó (40.288 millones) y la pobreza cayó al 34,6%. Pero nada dura para siempre.
Y menos los años de vacas gordas alimentadas por materias primas de valor tan volátil como el gas natural. En 2013, Bolivia exportó 6.100 millones, sobre todo a Brasil y Argentina. En 2024 solo 1.600. El gobierno…
