En su intervención ante la Asamblea General, Trump acusó a la ONU de apoyar y financiar las migraciones transfronterizas, que calificó como una “amenaza mortal” para los países occidentales.

Las redadas y deportaciones del Immigration and Customs Enforcement (ICE), la repatriación expeditiva de 300 ingenieros surcoreanos que instalaban una fábrica de Hyundai en Georgia por tener visados inapropiados, y el anuncio de que los nuevos solicitantes tendrán que pagar 100.000 dólares por un visado H1-B, muestran que ni indios ni surcoreanos están fuera de riesgo.

En 2024, el 71% de los 86.000 visados H1-B concedidos por EEUU a trabajadores cualificados y con conocimientos especializados para ciudadanos indios. Los chinos recibieron un lejano 12%. Los demás países están por debajo del 2%. Hasta ahora, tramitar un visado de este tipo costaba unos 2.500 dólares. 

Unos 300.000 profesionales indios trabajan en EEUU con visados H1-B. Sundar Pichai, director ejecutivo de Alphabet, y Satya Nadella, de Microsoft, tenían ese visado en sus pasaportes cuando llegaron por primera vez a California.

El 25% de los médicos que trabajan en EEUU son extranjeros y un 6% de ellos, indios. Gracias a su alto número de ingenieros informáticos, las exportaciones indias de servicios –que emplean a cinco millones de personas– aumentaron de 53.000 a 338.000 millones de dólares entre 2005 y 2023, el doble que la media mundial.

Pero al expulsar a la columna vertebral de su fuerza laboral en muchos sectores productivos, Trump está brindando a otros países una oportunidad de aprovechar recursos y capital humano. Alemania ha anunciado que dará la bienvenida a técnicos, programadores, investigadores y científicos indios que deseen sumarse a los 124.000 que ya trabajan en su sector tecnológico. El 20% de los alemanes tiene 67 años o más, una cifra que seguirá creciendo con la…