INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1417

Londres y Washington acercan posiciones

Anunciado con tono triunfalista por ambas partes, el nuevo acuerdo comercial entre EEUU y Reino Unido es, en esencia, una tregua parcial en la guerra arancelaria que Trump desató hace semanas con una subida generalizada del 10% sobre las importaciones extranjeras.

En medio de esta nueva era de proteccionismo caótico liderada por el presidente Donald Trump, el reciente acuerdo comercial entre ambos países es un respiro en las relaciones comerciales transatlánticas, al menos en este nuevo tiempo. Lo firmado hasta ahora parece más bien un pacto de contención de daños más que una puerta abierta para facilitar los negocios. Un apaño coyuntural, más que una nueva arquitectura comercial.

El acuerdo dista mucho de un tratado de libre comercio integral. En lugar de suprimir los nuevos aranceles generalizados, el acuerdo establece excepciones estratégicas: se eliminan completamente los aranceles sobre las exportaciones británicas de acero y aluminio, y fija un cupo anual de 100.000 vehículos británicos que podrán entrar en EEUU con una tasa reducida del 10%, frente al 25% inicialmente previsto.

Para el primer ministro británico Keir Starmer, lograr el primer acuerdo bilateral con el actual presidente estadounidense es tanto una victoria diplomática como un gesto de pragmatismo económico. En un momento en que los socios tradicionales de EEUU –incluyendo la Unión Europea y Japón– siguen pendientes de sus propios acuerdos, Londres hace lo que puede y acepta una realidad comercial menos favorable que la de hace apenas unas semanas.

Desde Washington, Trump ha presentado el pacto como parte de su estrategia de “reciprocidad justa”, una reinterpretación de su “America First” que le permite paliar daños económicos sin abandonar su narrativa proteccionista. El acuerdo con Londres, según el presidente, servirá de plantilla para futuras negociaciones con países como India, Corea del Sur y Vietnam.

El equilibrio del pacto muestra un patrón clásico: EEUU obtiene mayores cuotas de mercado para su sector agrícola –particularmente en carne de vacuno y etanol– mientras que Reino Unido protege sus sectores manufactureros tradicionales. Londres se compromete a eliminar aranceles sobre hasta 1.400 millones de litros…

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