Las barreras arancelarias que Donald Trump impuso a sus exportaciones durante su primer mandato y después mantuvo Joe Biden, convencieron a China que fuese quien fuese el ocupante de la Casa Blanca, debía prepararse para una inevitable guerra comercial con Washington. Primero fueron los semiconductores y otros productos tecnológicos avanzados, pero no tardaron en comprometer su gran demanda de importaciones agrícolas.
Del gigante suramericano proceden ya el 25% de sus importaciones de soja, carne y otros productos agrícolas, frente al 13,5% de EEUU. Desde que comenzó el siglo, el comercio bilateral ha aumentado más de 30 veces entre Pekín y Brasilia. En 2013, EEUU era el mayor socio comercial de Suramérica, con 280.000 millones de dólares de transacciones en bienes. En 2023, esa cifra era 25% menor mientras que el comercio con China aumentó un 45%.
Un total del 28% de las exportaciones brasileñas van hoy a China, responsable del 41,4% de su superávit comercial. Las materias primas (75,6%) dominan la lista: soja (33,4%), petróleo (21,2%) y mineral de hierro (21,1%). En 2024 fue su mayor proveedor de carne de res y aves de corral, soja, celulosa y azúcar.
En 2015, China fue el 14 mayor inversor extranjero en Brasil. En 2024 fue el quinto, con un stock de 54.000 millones de dólares. En lo que va de año, la bolsa de Sao Paulo ha subido un 15%. Oliver Stuenkel, profesor de la Fundaçao Getulio Vargas, atribuye gran parte del mérito a Trump y sus métodos coercitivos: aranceles, deportaciones, amenazas de anexión…
Según Latinobarómetro, el 70% de los brasileños cree que la popularidad de China crece porque trata a su país con “más respeto” que EEUU, una percepción que comparte gran parte de la región. En 2024, los intercambios comerciales sino-latinoamericanos superaron los 519.000 millones de dólares, el…

Para Israel la alternativa es la continuidad