Autor: Andrew Burnet
Editorial: Turner
Fecha: 2017
Páginas: 256
Lugar: Madrid

50 discursos que cambiaron el mundo

Política Exterior
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El poder de la palabra. Desde la mera transmisión de información hasta el convencimiento o la disuasión, el sometimiento y la liberación. En suma, incidir en el comportamiento del otro y cambiar su visión del mundo. El lenguaje es una herramienta que ha sido utilizada para innumerables fines, gracias a su capacidad de generar una reacción en el receptor, de conmoverlo, de llevarlo a la acción o a la aquiescencia. Y cuando hablamos de discursos y audiencias colectivas, el poder de la palabra se multiplica. Un buen orador tiene a su disposición un arma de destrucción (o de creación) masiva, si sabe utilizarla.

Muchos de los protagonistas de 50 discursos que cambiaron el mundo son maestros de la oratoria, cualidad esencial del liderazgo. Otros no, pero con sus discursos fueron capaces de hacer época. Alguno que otro se ha colado en esta recopilación cuyo interés histórico es cuesionable, por no hablar de la retórica. Pero la gran mayoría forman parte ya de la memoria colectiva. Desde pacifistas a partidarios de la violencia; políticos, científicos, intelectuales, empresarios y terroristas… Algunos lanzados ante grandes masas expectantes; otros, pronunciados casi en la intimidad ante un público receloso, como aquel de Nikita Jrushchov en la sesión de puerta cerrada del XX Congreso del Partido Comunista de la URSS, el primero celebrado tras la muerte de Stalin, donde se atrevió a denunciar el culto estalinista. Y unos pocos, lo más grandes, recordados como si hubiesen sido pronunciados ayer.

 

 

Andrew Burnet ha compilado en este libro aquellos que de acuerdo con su criterio han tenido un impacto transformador, escogiendo a personajes predominantemente del mundo anglosajón: Emmeline Pankhurst, Franklin D. Roosevelt, Eduardo VIII, Neville Chamberlain, Winston Churchill, Anthony Eden, Harold Macmillan, John F. Kennedy, Martin Luther King, Malcolm X, Betty Friedan, Edward Heath, Richard M. Nixon, Margaret Thatcher, Ronald Reagan, Desmond Tutu, Nelson Mandela, Mary Fisher, Isabel II, Bill Clinton, George W. Bush, Steve Jobs, Barack Obama, Hilary Benn, Hillary Clinton y Theresa May. En total, 26 discursos que van desde la defensa de los derechos humanos a discursos políticos con vistas a la legitimación de ciertas decisiones.

De los protagonistas de este grupo, la mayoría pertenecen a la esfera política tradicional, a excepción de casos como el de Emmeline Pankhurst, que lucharía por el sufragio femenino desde otros espacios políticos, y los de Martin Luther King o Malcolm X, entre otros.

Por otro lado, aquellos seleccionados del resto del mundo representan desde revolucionarios como Lenin o el Ché, pacifistas y defensores de los derechos humanos como Gandhi o Dag Hammarskjöld, hasta personajes infames como Bin Laden, Stalin, Mussolini o Goebbels.

 

 

Los representantes de la esfera política tradicional escogidos son líderes al frente de un cambio, como Adolfo Suárez o Václav Havel, y líderes por la independencia de sus países, como Ho Chi Minh o Patrice Lumumba. Este grupo es más heterogéneo en cuanto a la diversidad de contextos presentados. Fuera de la esfera política encontramos personajes tan poco tradicionales –por país, género y edad– como Malala Yousafzai, improbable heroína en la defensa de los derechos de las mujeres y la infancia.

 

 

El autor se ha servido de una breve biografía y puesta en contexto para encuadrar la intencionalidad de cada discurso, lo cual facilita su compresión y análisis. Distintas intenciones quedan detrás de las palabras en su día pronunciadas, pero todas ellas resonaron en una audiencia y fueron espejo del momento histórico en el que fueron lanzadas al viento.

La historia no solo está hecha de personajes históricos –esos individuos que lograron destacar en su época–, también de hechos y procesos, a los que hay que sumar la realidad cotidiana de los hombres y mujéres anónimos. Pero también están las palabrs, y el énfasis de la voz. Los discursos tienen esa virtud: la capacidad de asociar un acontecimiento a un personaje y de traducir en palabras el zeitgeist de una época.