Editorial: Icaria
Fecha: 2012
Páginas: 344
Lugar: Barcelona

¿A cualquier precio? Negociaciones humanitarias al descubierto

Claire Magone, Michaël Neuman y Fabrice Weissman (dirs.)
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Han pasado más de 40 años desde la creación en París de Médicos sin Fronteras (MSF), organización humanitaria cuya misión es dar asistencia a poblaciones en situaciones de crisis, sin discriminación por raza, religión o ideología política. Esta ONG, ganadora del premio Nobel de la Paz en 1999, publicaba con motivo de su 40 aniversario un interesante libro que pretende contribuir al debate en torno a las prácticas y los objetivos de la acción humanitaria en la actualidad. En el volumen, una serie de autores se reúne para hablar de los desafíos a los que se enfrenta la ayuda humanitaria en general y la ONG en particular. Para ello, a través de su propia experiencia en países como Sri Lanka, Yemen, Afganistán, Pakistán, Somalia, Myanmar o Nigeria, y a lo largo de un recorrido sobre el posicionamiento público de MSF desde la guerra fría hasta la guerra contra el terrorismo, los autores responden a una pregunta esencial: ¿hasta qué punto un acuerdo se considera aceptable desde la perspectiva de una organización humanitaria como MSF?; o, dicho de otro modo, ¿la organización está dispuesta a negociar acuerdos a cualquier precio?

José Antonio Bastos, presidente de la sección española de MSF, se pregunta: “¿Hay que aceptar el silencio impuesto por las autoridades de Sri Lanka para poder dar atención médica a los desplazados por la guerra, o hay que mantener la posibilidad de denunciar las atrocidades a costa de perder la capacidad de dar asistencia?”. Según el autor, es necesario desmitificar la imagen de pureza de la acción humanitaria: “La ayuda humanitaria no existe, ni ha existido nunca, encerrada en una burbuja de pureza que la proteja de la acumulación de manipulación, crueldad y violencia que producen las guerras”.

Para Marie Pierre Allié, presidenta de la sección francesa de MSF, es fundamental incidir en la problemática de la “confusión de espacios” en el ámbito humanitario, causada por la progresiva instrumentalización de los poderes públicos de “lo humanitario”, unido a la revitalización del intervencionismo militar tras el 11-S. Bajo este marco, resulta más difícil prestar asistencia a las poblaciones afectadas, pues los intereses se desdibujan y se confunden, y el principio de independencia amenaza con evaporarse. La libertad de acción se convierte así en el resultado del encuentro de los intereses, no siempre convergentes.

La situación de millones de personas en el mundo está determinada por la pobreza, la guerra, la violencia y la miseria. Muchas cosas no van bien, a pesar de los esfuerzos de la acción humanitaria en las últimas décadas. Y es que hay conflictos que se convierten en historias interminables. A pesar de ello, en palabras de Bastos: “Vale la pena seguir llevando dignidad y cuidados a los más desafortunados del mundo, porque a pesar de saber que nos ensuciamos en el camino, seguimos peleando”.