POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 204

El secretario de Estado de EEUU, Blinken, y el ministro de Exteriores chino, Wang, se reúnen en un hotel de Roma durante la cumbre anual del G20 en la capital italiana. TIZIANA FABI/POOL/AFP/GETTY

Afganistán, piedra de toque

Los intereses de las grandes potencias confluyen en Afganistán: evitar que el país vuelva a cobijar a terroristas. El choque entre EEUU y China amenaza la cooperación necesaria para lograrlo.
Eugenio Bregolat
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EL 28 de julio, pocos días antes del cambio de régimen en Afganistán, el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, recibía en Tianjin a uno de los principales líderes talibanes, el mulá Abdul Ghani Baradar, ahora vicepresidente del nuevo gobierno. El interés prioritario de China en ese país es obviamente de seguridad: evitar que grupos terroristas islámicos puedan organizar atentados desde allí o colaborar con radicales islámicos nativos, sobre todo en Xinjiang.

Los 76 kilómetros de la frontera que separa China de Afganistán se hallan en terreno muy accidentado, en la cordillera del Hindu Kush, y están sometidos a estrecha vigilancia por parte china. Baradar, según fuentes chinas, dio su palabra a Wang de que el gobierno talibán no iba a permitir en su territorio actividades terroristas dirigidas contra China. El Movimiento Islámico del Turkestán Oriental (MITO) está en el punto de mira de Pekín. En 2002, Estados Unidos lo incluyó en su lista de organizaciones terroristas, aunque Donald Trump lo dejó caer como parte de la política de endurecimiento hacia China. Según cifras del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el MITO contaba en 2018 con 3.500 miembros armados, algunos de ellos en la zona de Afganistán contigua a China. Ante todo, Pekín desea un gobierno estable en Kabul, capaz de controlar su territorio, evitando que partes de él caigan en manos de grupos terroristas, algo indispensable para cumplir su promesa de seguridad.

Los intereses de China en Afganistán se extienden a los minerales y a la posibilidad de construir infraestructuras en el marco de la Nueva Ruta de la Seda y de la ayuda para la reconstrucción del país. Afganistán se adhirió a la Ruta en 2016 y al Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras en 2017. Según su costumbre, China no pondrá objeciones relativas al sistema…

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