Desde hace una década, los europeos, y particularmente los españoles, están perplejos ante el fenómeno creciente de la inmigración africana. Europa ha puesto el acento en la contención de los flujos migratorios y en su represión. Sin embargo, el problema tiene sus raíces en la falta de desarrollo económico y la ausencia de estabilidad democrática.
POLÍTICA EXTERIOR > NÚMERO 113


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