POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 36

Ante la proliferación nuclear

Mientras la proliferación vertical de armamentos se detiene e, incluso, disminuye, la proliferación horizontal se extiende y progresa.
Pierre M. Gallois
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Sin darse cuenta de sus numerosas y complicadas consecuencias, el mundo es escenario de un fenómeno que se asemeja al sistema de los vasos comunicantes.

Tras haberse por fin comprendido la costosa inutilidad de los stocks de cabezas y proyectiles nucleares, las potencias atómicas, desde hace tiempo abastecidas, desmontan sus cargas explosivas y envían cohetes y portaaviones al desguace. Por el contrario, fascinados por las ventajas políticas, diplomáticas, científicas y militares que confiere la posesión del átomo militarizado, muchos estados se empujan a la puerta del “club” de los nucleares. Sin que se haya dado la señal de salida de esta carrera por la posesión de armas de destrucción masiva, el derrumbamiento del imperio soviético la ha acelerado dando lugar a dos nuevos Estados detentores de una panoplia atómica, Ucrania y Kazajstán y, al mismo tiempo, poniendo en el mercado – en un mercado paralelo por supuesto– los materiales fisionables y los componentes necesarios para su tratamiento, almacenaje, así como para la fabricación de ingenios de lanzamiento. Evidentemente, no es fruto de un propósito deliberado que el Kremlin se haya encontrado en el origen de esta forma de diseminación de un armamento que él habría deseado conservar bajo estrecha vigilancia. Pero no estaba en manos de Moscú el oponerse al movimiento centrífugo de las provincias secesionistas, tampoco el cerrar con llave las fronteras abiertas por los desórdenes derivados del debilitamiento del poder central.

Hoy, a las cinco potencias nucleares oficiales, reconocidas y admitidas como tales (Estados Unidos, CEI, Gran Bretaña, Francia y China), se suman Israel con un armamento discreto, significativo pero tolerado en razón de la situación estratégica y particular de este Estado; la India, sin duda capaz, a su voluntad, de acceder al club de los abastecidos; Kazajstán y Ucrania ya citados, herederos de una porción del arsenal…

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