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Argelia: ¿fin de la policía política o restauración de una presidencia con todas las prerrogativas?

Yassine Temlali
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La destitución del general Mediène supone una vuelta a la supremacía de la presidencia sobre la institución militar.

El 13 de septiembre de 2015, un comunicado de la presidencia de la República anunciaba la jubilación del jefe del Departamento de Información y Seguridad (DRS, por sus siglas en francés, el servicio de inteligencia militar), el general del cuerpo de ejército Mohamed Mediène, y su sustitución por uno de sus antiguos subordinados, el mayor general retirado Athmane Tartag.

Este anuncio se ha considerado, no sin razón, un acontecimiento importante. El DRS es el heredero de lo que, hasta 1990, se llamó la “Seguridad militar”, que procedía a su vez de los servicios secretos del Frente de Liberación Nacional, que luchaba contra la ocupación francesa y que fue un temible instrumento de control para el régimen tras la independencia. La autoridad del DRS se reforzó aún más después de 1992, en el fragor de la lucha contra la subversión islamista.

Sin embargo, la marcha de Mediène no ha sido una sorpresa. A sus 76 años, el último superviviente de los oficiales llamados “janviéristes” que, en enero de 1992, obligaron al presidente Chadli Benyedid a dimitir, y que hicieron que se anulase la primera vuelta de las elecciones legislativas ganada por los islamistas, no iba a permanecer eternamente en su puesto. Sobre todo después de una serie de decisiones tomadas durante los dos años anteriores a su destitución que le habían debilitado, reduciendo así al mínimo el inmenso poder del que gozaba el DRS. Estas decisiones supusieron un “desmembramiento” metódico de este último para transformarlo en una estructura encargada principalmente de los servicios secretos, sin peso militar o político.

El desmembramiento del DRS empezó a finales del verano de 2013, cuando tres de sus ramas pasaron a depender directamente del Estado Mayor del…

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