El secuestro-matanza de Beslán no ha sido un acto terrorista exclusivamente checheno ni obra del terrorismo internacional; tampoco el reflejo de un choque religioso inevitable. Lo más importante, la raíz caucásica del ataque ha sido ignorada por Moscú. El terrorismo ha aparecido como elemento clave para desestabilizar el gobierno de las repúblicas autónomas.
POLÍTICA EXTERIOR > NÚMERO 102


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