AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 42

Cuando los poderes local y regional entran en conflicto

Tamirace Fakhoury
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Líbano tiene un sistema de gobierno fragmentado en el que los comicios ponen de manifiesto la representación sectaria, la frágil cohesión nacional y el coste de la mediación externa.

Las elecciones presidenciales de Líbano debían celebrarse el 25 de mayo de 2014, el día en que llegaba a su fin el mandato de seis años del presidente Michel Sleiman. Sin embargo, las dos coaliciones políticas rivales –la coalición prosiria 8 de Marzo y la anti-siria 14 de Marzo– no han sido capaces de alcanzar un acuerdo sobre el candidato dentro del plazo constitucional.

En la primera sesión parlamentaria fijada para elegir al presidente, el 23 de abril de 2014, ningún candidato tenía garantizada una mayoría de dos tercios en el Parlamento de 128 miembros. El líder de Fuerzas Libanesas, Samir Geagea (candidato de la anti-siria Alianza del 14 de Marzo y conocido crítico de la facción militar de Hezbolá), consiguió 48 votos de los 86 exigidos. Respaldado por los parlamentarios del dirigente druso Walid Yumblatt, el candidato de consenso, Henri Helu, obtuvo 16 votos. Los parlamentarios de la pro-siria Alianza del 8 de Marzo votaron en blanco. Hay que señalar que su posible candidato presidencial, Michel Aun, líder de Corriente Patriótica Libre, se abstuvo de presentar oficialmente su candidatura mientras no hubiese un consenso sobre su nombramiento. Según muchos observadores, sin embargo, el pasado político de Aun le hace tan controvertido como a Gagea.

En las posteriores sesiones celebradas antes de que expirase el mandato de Sleiman, no hubo quórum en el Parlamento debido al boicot de la coalición 8 de Marzo. Utilizando su capacidad de veto, los parlamentarios de la coalición dirigida por Hezbolá trataron de presionar a 14 de Marzo para que deliberase sobre un candidato de consenso en vez de apoyar a Gagea. La Alianza 14 de…

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