POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 121

¿Cuatro años más de política ‘exterior’?

Vicente Palacio de Oteyza
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Un planteamiento estratégico del papel de España en el mundo pasa por la disolución de las barreras entre política interior y exterior. Es preciso superar el peligroso desfase entre nuestra posición relativa a nivel global y el ensimismamiento del debate político interno.

La andadura inicial del mandato socialista tras las elecciones del 14 de marzo de 2004 generó en su momento una gran expectativa de cambio en la política exterior española en relación al gobierno precedente de José María Aznar. A las puertas de los comicios de marzo de 2008, una mirada atrás revela una legislatura atípica respecto a las anteriores de nuestra historia democrática reciente. Un breve repaso de la dinámica propia de estos cuatro años permitiría no sólo entender los aciertos y los errores –y en especial las expectativas aún incumplidas– sino también atisbar con relativa claridad algunas líneas fundamentales del giro copernicano que precisa a partir de ahora la política exterior y, por extensión, la agenda política española.

Estamos, en efecto, ante una legislatura anómala, al menos por cuatro factores. Primero, se trata de un mandato que arranca de una situación traumática, rayana en un Estado de excepción: el atentado del 11-M, que tiene por imaginario colectivo un asunto de política internacional muy controvertido como es la participación española en la invasión del Irak de Sadam Husein. Sin poder entrar aquí en la cuestión de cuánto y de qué manera dicho asunto pesó en el voto final de la ciudadanía, es claro que con anterioridad a las elecciones se estaba ya fermentando en ciertos sectores de la clase política y de la sociedad española un fuerte debate, próximo a la crispación, sobre el papel de España en el mundo y sus alianzas con Estados Unidos o Europa.

El trauma político con el que comienza la legislatura en…

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