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De nuevo, ante los árabes: el meollo de la cuestión

Olivia Orozco
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La confluencia de jóvenes sin empleo ni expectativas de futuro en los países árabes, en un contexto de crisis económica mundial y alza de precios de los alimentos, está en el origen de las protestas. Dos de los regímenes han caído ya. El de Libia caerá. ¿Cuántos más?

A posteriori es fácil establecer cadenas causales. Eligiendo factores y condicionantes se pueden establecer hilos conductores que desemboquen de forma coherente en los acontecimientos que han sucedido en los países árabes del Mediterráneo. Sin embargo, ni la sucesión real de los hechos tiene por qué seguir necesariamente esa causalidad, ni su curso y desenlace es inevitable, cuando menos previsible, como se está observando en la serie de cambios políticos, conflictos y reformas que están viviendo los países árabes.

Hasta hace unos meses, buena parte de la literatura sobre el mundo árabe reflejaba una percepción de los jóvenes ensalzados hoy, y de la población civil árabe en general, como dóciles y conformistas frente a los regímenes que los gobernaban de forma tiránica desde hacía décadas. Estos regímenes se consideraban parapetados tras un conjunto bien calculado de alianzas con fuerzas de seguridad, élites locales y actores internacionales, y apoyados en una relativa distribución de renta y servicios, según el país y sus recursos, con la que la población vivía más o menos conforme, tolerando excesos y amparándose en sus propias redes familiares y clientelares para sobrevivir…

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