POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 209

El equipo de España en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de 1992 (Barcelona, 25 de julio de 1992). GETTY

De estereotipos y realidades

La apertura y modernización de España en el último medio siglo han contribuido a disipar la leyenda negra y los estereotipos sobre el fanatismo y la intolerancia. Hoy es visto como un país europeo más, con sus virtudes y defectos.
Xosé M. Núñez Seixas
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La percepción exterior de una comunidad política, nación o colectivo territorial a lo largo de los siglos nunca es uniforme. Sus características oscilan entre el estereotipo o arquetipo forjado por la literatura y los medios de comunicación, y la realidad derivada de la interacción más o menos cotidiana. Los imaginarios sociales, los arquetipos y las caracterizaciones psicosociales de un colectivo humano poseen una vida autónoma, que puede persistir hasta siglos después del momento en que fueron generados. Esos estereotipos acerca del otro, las imágenes preconcebidas, a menudo se conforman a partir de fuentes indirectas, no del contacto directo, sino de relatos, narraciones, la literatura o los medios de comunicación. Además, los estereotipos poseen una gran capacidad de impregnación social, y pueden condicionar en gran medida los procesos de toma de decisiones de las élites políticas, diplomáticas, económicas y culturales. En parte, como recuerda la psicología social, porque todos los seres humanos necesitamos moldes para ordenar la complejidad de la realidad, ante la imposibilidad de tener conocimiento directo de todos y cada uno de los colectivos humanos y entidades territoriales que en el mundo coexisten. A menudo, los propios vecinos recurren a esos modelos e imágenes para explicar su coexistencia con quienes comercian o conviven al otro lado de una frontera, aunque ese confín sea cada vez más permeable: un buen ejemplo de ello es la frontera hispano-portuguesa, en el pasado y en el presente. Una condición indispensable para que un estereotipo tenga operatividad social es que posea cierta base de verosimilitud.

España no es ninguna excepción a esta corriente general, sea como comunidad política premoderna de carácter imperial y multicontinental, sea como Estado-nación en la Edad Contemporánea, o como Estado nacional más o menos compuesto en el que conviven varias “nacionalidades y regiones” desde 1978. Además, desde la Edad Media…

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