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El AKP y Fethullah Gülen: un matrimonio de conveniencia con un divorcio doloroso

Jana Jabbour
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La ruptura entre Erdogan y Gülen provoca una escisión en el seno del movimiento islamista en Turquía.

Ya en las horas tras al golpe de Estado fallido del 15 de julio, el gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) y el presidente Recep Tayyip Erdogan acusaron a Fethullah Gülen y a sus simpatizantes de ser los instigadores del golpe. El movimiento de Gülen, calificado por las autoridades turcas de “organización terrorista gülenista” (FETÖ) e identificado como una “red ilegal de apariencia legal y que amenaza a la seguridad nacional”, es considerado el enemigo número uno del país y es objeto de una purga masiva en el ejército, el sistema judicial, la policía y las universidades. Ahora bien, esta guerra sin piedad parece a primera vista sorprendente porque en los años 2000 las relaciones entre Gülen y el AKP eran pacíficas e, incluso, amistosas. Erdogan y Gülen, antiguos cómplices, se han convertido en enemigos declarados. Convendría, por tanto, repasar las circunstancias que les llevó a unirse antes de analizar las razones de la ruptura.

 

El pensamiento gülenista frente a la ideología del AKP

Aunque el AKP y el movimiento de Gülen son considerados grupos religiosos y comparten un proyecto idéntico que consiste en promover el islam y crear una sociedad piadosa, existen, sin embargo, importantes divergencias entre ellos tanto en el plano ideológico como en el político. El AKP, que surge de la hermandad Naksibendi y del movimiento Milli Görü fundado por Necmettin Erbakan, reivindica abiertamente su pertenencia al islam político; el partido pretende ocupar el terreno político adueñándose del juego democrático. Su corpus ideológico, aunque se basa principalmente en el pensamiento de Erbakan, también se inspira en textos de ideólogos islamistas árabes como Hassan al Banna, Sayyid Qutb y Rachid Ghanuchi, que abogan por la conquista…

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