Tony Blair fue un político que dejó huella tras diez años como primer ministro, con momentos de enorme brillantez y otros de inmensa impopularidad. Desde entonces, se ha reinventado al frente del Instituto que lleva su nombre, desde donde ofrece sus servicios de consultoría a gobiernos de todo el mundo de forma benéfica y provechosa.
Sobre liderazgo: Lecciones para el siglo XXI
Tony Blair
Profit, Barcelona, 2024
304 págs.
En su libro Sobre el liderazgo, Blair no ha querido o no ha sabido elegir qué tipo de texto deseaba publicar. Al final ha juntado tres narrativas muy diferentes en una sola: la primera y dominante, para compartir su idea del liderazgo, la segunda, dedicada a resaltar los casos de éxito de su Instituto y la tercera, una reivindicación de sí mismo como figura señera de la política occidental. El resultado es poco armónico.
«Es una reflexión personal, solo en ocasiones apreciable, sobre en qué consiste el liderazgo y cómo se llevan las ideas a la práctica»
De este modo, el texto desgrana una reflexión personal, solo en ocasiones apreciable, sobre en qué consiste el liderazgo y cómo se llevan las ideas a la práctica. Blair recoge enseñanzas de su la larga experiencia política. Otorga mucha importancia a ser capaz de ir contra los consensos y ser un Líder, con mayúscula, capaz de inspirar a los demás con una visión de futuro atractiva, aunque a veces exija sacrificios a corto plazo. Dedica mucha atención al proceso de liderar desde la jefatura de un gobierno, poniendo en el centro tanto la comunicación como los mecanismos necesarios de implementación y corrección de curso. Al final del texto, escribe unas páginas –tal vez las más valiosas– sobre la importancia de crear una experiencia de “refugio” diario, para restaurar fuerzas rodeado de familia, amigos de verdad y aficiones.
«Subraya la importancia de crear un ‘refugio’ diario, para restaurar fuerzas rodeado de familia, amigos de verdad y aficiones»
Pero Blair no pretende escribir unas memorias y proyecta sus ideas sobre liderazgo haciendo referencia a algunos grandes retos geopolíticos y tecnológicos de nuestro tiempo. El problema es que no son grandes análisis, en especial en lo referente a la revolución digital y a la Inteligencia Artificial, un terreno en el que acepta de modo acrítico la inevitabilidad del fenómeno y no entra a fondo en el debate central sobre valores democráticos y respeto de la dignidad humana. En cuestiones internacionales, repite algunos mantras superficiales sobre la rivalidad entre Estados Unidos y China y el lugar de Europa en esta confrontación, así como la epidemia mundial de gobiernos de “hombres fuertes”, pero no plantea ninguna idea novedosa. Pasa de puntillas sobre capítulos importantes de su vida política –la guerra de Irak o su trabajo posterior en Oriente Medio– y no dice casi nada del elefante en la habitación del Reino Unido, el fatídico Brexit.
El libro contiene otras reflexiones prestadas sobre el impacto de los escándalos en el trabajo de cualquier primer ministro, la furia de las redes sociales o la dificultad de planear la sucesión y proteger el legado. La meditación de Blair sobre el liderazgo en ocasiones desemboca en ejemplos sobre asuntos de políticas públicas y organizativos en los que su Instituto trabaja siempre con acierto indiscutible.
Esta sobreventa de su actual medio de vida empobrece el texto. Asimismo, entorpece la lectura la continua llamada de atención sobre su propia valía profesional y humana y las referencias poco veladas a la gran humildad y sabiduría del autor. La ironía de este libro es que, al no disimular una admiración hacia sí mismo que le permiten autocalificarse de “Líder” con mayúscula y otorgar esta distinción a otros, disuade al lector realmente interesado en asomarse la intersección entre el liderazgo y la política.