POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 30

El nuevo desorden internacional

1992 ha sido un año de grandes paradojas: frente al orden establecido en la época de guerra fría se crea ahora un gran sentimiento de desilusión. En este nuevo desorden internacional Ojeda examina los profundos e imprevistos cambios que han llevado a ello.
Jaime de Ojeda
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En medio de la celebración del V Centenario del Descubrimiento  de América, y de todo su significado filosófico, cultural, económico, político y social, pocos han señalado que quinientos años  después, en 1992, el mundo está cambiando en torno nuestro de manera tan dramática y radical como entonces. Las exploraciones espaciales, con las que tantos comparan el Descubrimiento de América, son  insignificantes, políticamente hablando, en comparación con la radical  transformación que está experimentando nuestro planeta convirtiéndose  prácticamente en un Nuevo Mundo no menos desconcertante que el que  comenzó a fraguarse en 1492.  

Todo ha empezado con una gran alegría. De manera casi totalmente  imprevista el comunismo, filosofía política que ha marcado toda nuestra  época, se ha declarado en bancarrota y el régimen totalitario e  imperialista de la URSS, que parecía un castillo inexpugnable de eterna  amenaza, se ha disuelto en un mar de incertidumbres.  

¿Quién hubiera pensado en Helsinki en 1975 que el Acta Final de la  CSCE, que tantos condenaron entonces por haber “legitimado” a los Gobiernos comunistas de Europa oriental y las fronteras impuestas por la  URSS, contenía el germen que lentamente destruiría aquellos regímenes y  consagraría la democracia pluralista y los derechos humanos como  instituciones internacionales, de mayor alcance y validez que los límites,  ahora sobrepasados, de la soberanía nacional? Tampoco hubieran creído  en 1949 los autores de la Carta de las Naciones Unidas que su sistema  habría de encarnar con tanta fuerza la convicción de sus ideales.  

No hay nación ni Gobierno, en cualquier región del mundo entero, por  muy esotérica que sea su cultura y su historia, que no esté ahora inserta  en este sistema ni pueda escapar a sus dictados morales y políticos…

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