Los países ribereños del Mediterráneo y del mar Negro forman dos áreas prioritarias para la seguridad de la UE y sus suministros energéticos. Turquía será el centro de cualquier marco de cooperación.
Recuerda el profesor Mustafa Aydin que el mar Negro puede considerarse como «agua corazón» en la «tierra corazón», tomando la terminología McKinderiana. En contraste con el Mediterráneo «indudable referencia de apertura, contactos entre culturas, foco abierto al intercambio y propicio a la difusión de las grandes ideas y civilizaciones, helenismo y arabismo dan constancia de ello», es en el mar Negro donde se ha reflejado históricamente el «conflicto de civilizaciones».
Muchas son las expectativas que la presencia de la UE puede despertar en los vecinos y su hinterland: la Unión ha diseñado una Política de Vecindad para el norte de Europa y el Mediterráneo, y su aplicación en el mar Negro suscita un efecto llamada. El sentimiento de exclusión llevaría al antagonismo y propiciaría la búsqueda de alianzas hostiles tentadas a marcar un territorio antagónico a ciertos intereses de la UE. Por ello, es de interés de todos los Estados miembros preservar la estabilidad de sus vecinos del Cáucaso y Asia Central.

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