INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1127

#ISPE: Tardía primavera árabe en Argelia

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La renuncia de Abdelaziz Buteflika a la presidencia de Argelia está envuelta aún en un velo de misterio en un país muy opaco y que apenas permite el acceso a periodistas extranjeros, lo que da pábulo a intoxicaciones y rumores.

En medio de versiones contradictorias, va quedando claro que se ha producido un golpe palaciego contra Buteflika y el clan de Le Pouvoir, como denominan los argelinos al entramado militar, empresarial y político que gobierna Argelia desde la independencia en 1962.

La fractura del régimen no se habría producido sin las manifestaciones que comenzaron el 16 de febrero en dos poblaciones del interior, Bordj Bou Arreridj y Kherrata. Como un reguero de pólvora, las protestas llevaron a las calles a millones de argelinos indignados con el plan de Buteflika de presentarse a nuevas elecciones el 18 de abril.

La radiotelevisión pública ignoró las movilizaciones hasta que sus propios periodistas se unieron a ellas. Si esa masiva movilización ciudadana, modélica por pacífica y espontánea, no lo hubiera evitado, el octogenario presidente, incapacitado desde que sufrió un ictus en 2013, habría iniciado su quinto mandato de un sistema corrupto, autoritario e ineficiente.

El régimen, cogido con la guardia baja, intentó primero frenar las manifestaciones anunciando que se suspendían las elecciones y que Buteflika continuaría al frente de un gobierno “transitorio”. Cuando eso no bastó, se anunció una gaseosa “conferencia nacional” que adoptaría reformas sociopolíticas y económicas y que Buteflika no volvería a presentarse. Tampoco eso funcionó. Una población en la que el 54% tiene menos de 30 años y que maneja con soltura las redes sociales dijo basta. Frases como Systeme degage, Ytnahaw ga (que se vayan todos) y Klitou el-bled ya sarraqin (ladrones, lo habéis robado todo) se convirtieron en los lemas más coreados de las protestas, a las que se…

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