Los ataques terroristas a las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania en agosto de 1998 y las subsiguientes represalias norteamericanas son un reflejo de una nueva tendencia: lo que el autor llamar las guerras del futuro. La creciente determinación norteamericana de luchar contra el terrorismo internacional puede conducir a problemas legales y diplomáticos, pero señala una preocupación creciente. El autor analiza en particular esos países del mundo musulmán que son considerados como las fuentes de los movimientos terroristas.
POLÍTICA EXTERIOR > NÚMERO 66


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