>   NÚMERO 15

La empresa española en Japón

Juan Leña
 | 

Después de una década de crisis, que ha puesto en entredicho la solidez del sistema político japonés y su modelo de desarrollo económico, así como la estabilidad y el prestigio de su sistema financiero, Japón entra en el nuevo siglo con algunos nubarrones en el horizonte. Sin embargo, bastantes cosas están cambiando: la sociedad japonesa y el gobierno, lo mismo que las empresas (o algunas de ellas, en especial las más avanzadas en tecnología) optan por la reforma y la transformación, aunque la toma de decisiones, como es de rigor en una sociedad que busca el consenso y la armonía, ha de ser forzosamente lenta y lejana su puesta en práctica.

La incertidumbre se ha convertido en un dato permanente del análisis y es algo que también se detecta en el sistema político japonés, donde hay cierto cansancio tras casi 40 años de dominio del Partido Liberal Democrático (PLD). Ese agotamiento, fruto de un éxito (la extraordinaria recuperación de Japón tras la derrota de la Segunda Guerra mundial hasta convertirse en la segunda economía del mundo) que duró, quizá, demasiado, con su secuela de escándalos, clientelismo y corrupción, se refleja cada vez más en la volatilidad de los comportamientos electorales y en una erosión permanente, en términos de votos e imagen del partido en el gobierno, que pierde implantación en los grandes núcleos urbanos. Todo parece indicar que el país se encamina hacia una etapa de gobiernos de coalición, con mayor duración que el que comenzó a partir de 1993, cuando por primera vez en 35 años el PLD dejó de gobernar en solitario.

Japón ha vivido grandes sacudidas en la pasada década, en los años de la “economía de la burbuja”, quizá porque algunos elementos de su estructura social y económica se consideraban inamovibles y la sociedad no estaba…

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO