Al acercarse el final de los años ochenta, yo no podía ver mucho mundo desde mi celda, pero sabía que estaba cambiando. Tenía pocas dudas de que los cambios tendrían un profundo impacto en mi país, en la región meridional de África y en el continente del que estoy orgulloso de ser ciudadano. Aunque este proceso de cambio global se halla lejos de ser completo, está claro que todas las naciones tendrán que volver a tejer sus redes si quieren recoger algún beneficio de los asuntos internacionales en la posguerra fría.
El Congreso Nacional Africano (CNA) cree que el establecimiento de una nueva República para Suráfrica es un elemento clave para la creación de un país pacífico y próspero. El apartheid carcomió la propia esencia de la vida en Suráfrica. Esta es la razón por la que los incipien
tes líderes políticos del país se ven impulsados a construir una nación en la que cualquier persona –sin distinción de su raza, color, credo, religión o sexo– pueda afirmar plenamente su valor humano. Tras el apartheid, nuestro pueblo se merece nada menos que el derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Este ideal no se hará realidad hasta que Suráfrica pueda participar plenamente de nuevo en los asuntos mundiales. Durante cuatro decenios, las relaciones internacionales de Suráfrica se vieron obstaculizadas por el apartheid. A finales de los años ochenta, Suráfrica era uno de los Estados más aislados de la tierra. La recuperación no será una tarea fácil. Consciente de esta dificultad, el CNA está empeñado en el desarrollo de los programas políticos necesarios para hacer entrar a Suráfrica en el nuevo orden mundial como un miembro responsable del mundo. Además, es consciente de la necesidad de crear un servicio diplomático profesional que sirva a toda la…

La futura politica exterior de Suráfrica